Creo que cuando nos conocimos nunca imaginamos los momentos tan felices que Dios nos regalaría. Llegar a una iglesia que nos ha acogido con tanto amor, es lo que nos lleva a pensar que Dios va realmente guiando nuestros pasos. Ahora con la llegada de nuestra hija, los sueños se hacen realidad al ver su rostro y descubrir en él el amor nuevamente de Dios hacía nosotros.
1 comentario:
HOla.. uff queda poco queda poco.. asi q ànimo para recibir a la pequeñita.. un abrazo
caro..
Mabel...tienes que colocar tu nombre de usuario + contraseña para que quede tu blog en mis comentarios..
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